28/6/07

Disculpen que no me ría

Perdonaréis que por un día me ponga serio, pero es que hay cosas que por muchas vueltas que le des, no hay forma de verles la gracia.

Resulta que con motivo del atentado en Líbano tenemos de morros a los políticos. Que si debería haber más seguridad. Que si la medalla tendría que ser de color rojo y no amarillo. Que si vosotros antes. Que si vosotros más. Lo que menos importa es el dolor de esas familias. El dolor por la pérdida de un familiar que por otro lado vive de un trabajo de riesgo y percibe un sueldo (otra cosa es que sea suficiente o no), por realizar esas tareas. El militar profesional destinado en este tipo de misiones sabe a lo que se expone, igual que un policía que sale de patrulla por Madrid, un minero asturiano o un currito magrebí que se sube a un andamio en Huesca.

Es justa por tanto una compensación moral y económica a sus familias, tanto por el valor del trabajo realizado por los suyos antes de morir como para reforzar la moral de los que siguen allí, para que sepan que son valorados y que si son ellos los próximos en caer, sus seres queridos no quedarán desamparados.

Es triste, y llega al alma, que estos soldados hayan dado la vida por mantener la paz. Pero es mucho más triste (y hablo de otro tipo de tristeza) y penoso que se usen esas muertes para atacar al gobierno de turno (y que no quepa la más mínima duda de que si estuvieran en la oposición los que ahora mandan seguramente hubieran hecho algo parecido).

Pero esto es España, y en esta política nuestra (en pañales al lado de las de nuestros vecinos europeos), hay que sacar sangre de donde se pueda, aunque sea por encima de los sentimientos.

Durante los últimos diez años no ha aparecido ni una sola queja, ni una sola solicitud a los gobiernos de turno en la que apareciera la palabra “inhibidor”, y resulta que ahora es un aparato imprescindible sin el cual es una “vergüenza” que estén nuestras tropas en el Líbano (por cierto, en iguales condiciones que las de la mayoría de los otros países, donde también muere gente pero no se usan políticamente esas muertes).

Ahora saldrá quien opine que debería incrementarse el gasto en las fuerzas armadas. Con los cadáveres calientes todavía, sería muy fácil ahora subir el presupuesto en armamento. Pero ¿que hay de los 306 obreros de la construcción que murieron en España en 2006? Para éstos no hay medallas ni presupuestos que valgan y al fin y al cabo también son asalariados como los soldados, pero claro, denunciar esto no resulta tan rentable políticamente y además no haces cosquillas al sector de la construcción...

Es triste que en este país ser “políticamente correcto” consista solo en decir “doctor y doctora” o “pianista y pianisto” y se vea de lo más normal comportamientos barriobajeros para tratar de rapiñar votos como los que nos ofrecen nuestros políticos constantemente.

Señores (y señoras) políticos (y políticas): bastante juegan y se reparten nuestros votos durante todo el año, para que ahora se pongan a jugar también con nuestros sentimientos.


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