El otro día viví una situación extrema.
Una escena terrorífica.
Ví pasar mi vida en power point por delante de mis ojos. Bueno, sí, exagero un poco, pero hay que reconocer que a veces, el peligro se esconde detrás de cualquier esquina, o mejor dicho, detrás de cualquier estantería…
Estaba yo el otro martes comprando en el súper. Por supuesto no llevaba lista ni nada. Iba dando vueltas por todo a ver si recordaba lo que tenía que comprar cuando de repente, me quedé parado delante de la estantería de los pastelitos. Ahí estaban los phoskitos, los tigretones, las panteras rosas... y tú que cumpliste los taitantos la semana pasada, que te acuerdas de cuando eras crío, y te comprabas los pastelitos solo por los cromos..
Y de repente, esa voz, esa voz que tendríamos que tener todos desactivada porque cuando habla es “pa cagarla”. Y la voz te dice:
- ¿por qué no?,
- date un capricho!,
- un día es un día!.
Y lo hice!. Sí. Lo confieso: eché un “PANTERA ROSA” a la cesta. Ya lo sé, ya.. un error imperdonable, pero en ese momento yo no era consciente del peligro que corría. Tardé dos pasos en darme cuenta. ¿Y si me ve alguien? Seguro que me encuentro con… ostia ostia... que puedo hacer?
Empecé a mirar a todas partes.
Notaba como me caía una gota de sudor por la frente.
El corazón me iba a tope.
Asomaba la cabeza en cada cruce de pasillos.
-Ese de la chaqueta no será ...? no, no es fulanito, uff.
Tienes que pensar rápido – me dije-, hay que tapar el pastelito con algo para hombres maduros. ¡Condones! ¡Eso es! compraré condones, pero una cajita pequeña, que si no, acabaré haciendo amistad con la caja como la última vez de tanto verla en la mesita…
¿Pero dónde están aquí los condones?... No, no, mejor un pack de cervezas!.. no, que chafaré el pastel!. Joooder!
Ya está, salchichas de frankfurt de las grandes. Eso sí es una compra de adulto. Sí.
Empecé a caminar a toda prisa hacia las salchichas. En esos momentos no veía nada, solo la estantería de Campofrío al fondo... Y entonces ocurrió. Noté un chsssst! Chssst!.
Se me heló la sangre.
Es el mismo efecto que si oyeras una serpiente cascabel en medio de la selva! Chsssst! Chsssst!
Intenté seguir caminando hacia las salchichas. Son esas situaciones en que sabes que estás jodido, pero ya no razonas. Es como en las películas de miedo, que la víctima lleva 17 puñaladas en la espalda y al asesino detrás y sigue andando hacia delante...
Entonces noté una mano en el hombro y ahí estaba.
Justo. Tenía que ser él.
El típico compañero don perfecto insoportable del trabajo.
El mismo que la semana pasada me pilló parado delante del escaparate de una lencería justamente la única vez en mi vida en que me había puesto a mirar el escaparate de una lencería... Y tú tratas de disimular. Piensas “no ha visto el pastelito”.
Te pones la cesta por detrás.
Dices el típico: “ya ves, aquí, comprando” y te dispones a reírle las gracias hasta que se vaya.
-Oye, te ví muy atento a aquel escaparate el otro día eh? – me dijo con una sonrisilla
- Sí, bueno, es que me tengo que comprar un pijama y..
- Sí, sí, claro, un pijama… ¿No estarías mirando otra cosa eh?, granuuuuuja…
- No, no, si yo… bueno, esto…
Le hubiera dicho que dejara de decir sandeces, que estaba mirando un tanga que me había pedido su mujer, pero claro, uno tiene que aguantarse cuando tiene un pantera rosa en la cesta, así que seguí sonriendo y esperando que desapareciera.
Y cuando por fin parecía que se iba a ir, cuando estaba empujando su carro hacia delante, cuando creía que estaba salvado, va y me dice... ah, por cierto, dime donde has cogido “esos panteras rosa”, que le voy a coger unos phoskitos a la cría…
Se me heló la sangre.
Es el mismo efecto que si oyeras una serpiente cascabel en medio de la selva! Chsssst! Chsssst!
Intenté seguir caminando hacia las salchichas. Son esas situaciones en que sabes que estás jodido, pero ya no razonas. Es como en las películas de miedo, que la víctima lleva 17 puñaladas en la espalda y al asesino detrás y sigue andando hacia delante...
Entonces noté una mano en el hombro y ahí estaba.
Justo. Tenía que ser él.
El típico compañero don perfecto insoportable del trabajo.
El mismo que la semana pasada me pilló parado delante del escaparate de una lencería justamente la única vez en mi vida en que me había puesto a mirar el escaparate de una lencería... Y tú tratas de disimular. Piensas “no ha visto el pastelito”.
Te pones la cesta por detrás.
Dices el típico: “ya ves, aquí, comprando” y te dispones a reírle las gracias hasta que se vaya.
-Oye, te ví muy atento a aquel escaparate el otro día eh? – me dijo con una sonrisilla
- Sí, bueno, es que me tengo que comprar un pijama y..
- Sí, sí, claro, un pijama… ¿No estarías mirando otra cosa eh?, granuuuuuja…
- No, no, si yo… bueno, esto…
Le hubiera dicho que dejara de decir sandeces, que estaba mirando un tanga que me había pedido su mujer, pero claro, uno tiene que aguantarse cuando tiene un pantera rosa en la cesta, así que seguí sonriendo y esperando que desapareciera.
Y cuando por fin parecía que se iba a ir, cuando estaba empujando su carro hacia delante, cuando creía que estaba salvado, va y me dice... ah, por cierto, dime donde has cogido “esos panteras rosa”, que le voy a coger unos phoskitos a la cría…
10 comentarios:
Menudo episodio, sí señor.
No estás solo, yo también soy consumidor habitual.
A mí lo que me aterra es la mirada de la cajera que parece decir: "¿eso vas a cenar?" cuando paso con dos panteras rosas, un pack de seis cervezas y 100 grs. de queso.
Y se equivoca, eso es el desayuno del domingo.
Gracias por tu apoyo.
Lo de las cajeras es caso aparte, porque llegas a pasar de lo que piensen, lo malo es que cuando compras algo raro, nunca funciona el código, y acaban preguntándole a grito pelao a la cajera de al lado:
MARIAAAA!, dime el código del HEMOAL y de las PLANTILLAS DEVOROLOR que no me lo coge...
Jajajaja, te felicito por tu blog, hacia tiempo que no me reía tanto, yo solita, detrás de una pantalla...
Por cierto, el comentario del tanga hubiera estado bien... seguro que de la reacción se podría haber sacado otro episodio ESPECTACULAR.
Gracias e.m.t, me alegro que te rias con mi blog. Reirse está bien.
Dijo una vez Woody Allen que reirse es la segunda cosa más divertida que puede hacer una persona... así que no te cortes.
Bienvenida al sexto pino
Jejeje... creo que me imagino cual es la primera cosa más divertida que se puede hacer... y le doy la razón a Woody Allen.
Pero a falta de la primera... espero que me sigas dando estos momentos.
Gracias por tu bienvenida
"Nunca pensé que este trabajo fuera tan odioso y, a la vez, diera tanto pa escribir".
Pensaba que no volvería a reirme así, después de la entrada en la que describías aquellos críos comiendo macarrones, pero estaba equivocada.
Felicidades por el blog, seguiré leyendote.
Cajera, que conste que tu trabajo es muy digno, eh?
Además debe ser entretenido eso de imaginar la vida de cada uno según lo que compra, aunque ya ves que a veces las apariencias engañan..
Espero seguirte viendo por el sexto pino.. o por el súper.
TE estas saliendo, que pasada de Blog.
Enhorabuena Browner!!!
Yo ya estoy recomendando tu blog desde la web de la tribu. Por que como tu no entras ni para hacerte publicidad.
Sigo diciendo: MUY BUENO!
Reir y no parar de reir, que buen rato me has hecho pasar esta tarde.Estas historias REALES son geniales. Eres un CRACK!
Esperare a ir entrando de vez en cuando para pasar un buen rato!
Gracias Mire, cuando quieras te pasas por el sexto pino que tienes un dic8 pagado, esto.. mejor una clara muy clara, no?
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