23/7/07

Escándalo en el Sexto Pino


Saltó la polémica: el Juez “Juan del Pino” acaba de ordenar el secuestro de la revista “El jueves cocino yo” del quiosco del Sexto Pino.

Todo se debe a la portada de la revista, en la que de forma explícita y sin ningún tipo de respeto aparece a cuatro columnas el siguiente titular:


“Descubra todos los secretos sobre las torrijas de Santa Teresa”.


Al parecer el párroco del pueblo se presentó indignado en el cuartelillo a denunciar esta intromisión en la vida privada de la Santa. Esta fue su declaración:

- “Es una falta de respeto hacia Teresita” (al parecer le tiene mucha confianza). “De acuerdo que las alucinaciones que tenía no eran normales, pero de ahí a afirmar que pillaba torrijas, me parece excesivo”. "Sí, le gustaba darle al tinto, y su copita de orujo después de maitines no se la quitaba nadie (añadió el párroco) ,pero siempre controlaba. De hecho los únicos puntos del carnet que le quitaron fue por adelantar por la derecha en una procesión"

El editor de la revista se defendió diciendo que hicieran el favor de leer el artículo, que solo hablaba del postre, pero para entonces la publicación ya había sido retirada del quiosco.

Por su parte, la noticia corrió como la pólvora, y otras publicaciones sensacionalistas como el “Daily mirror”, echaban leña al fuego, diciendo que lo de las “torrijas” de Santa Teresa no era nada nuevo, ya que hacía tiempo que se sabía lo de los “pedos de monja”.

La AMEP (Asociación de monjas elaboradoras de polvorones), ha exigido a la revista una rectificación y en estos momentos en señal de protesta hay cientos de monjas manifestándose frente al quiosco al grito de : “Es una mentira!, Teresa no Bebía!”

El quiosquero, no obstante ha sabido reaccionar a tiempo y ha puesto a la venta dos cajas que tenía en stock de cintas de la Virgen del Pilar (-"de Santa Teresa no me quedaba nada"-, dijo).

La revista “el jueves cocino yo”, viendo cómo está el patio últimamente, y para no tener problemas también con la Casa Real, acaba de detener la publicación de otro artículo sobre el uso la manzana en la cocina, que se iba a titular “Qué juego da la reineta”…

16/7/07

Reflexión profunda sobre un donut light


Hay que ver como nos la cuelan con los productos ligth. Lo último que ha salido es lo del donut y la cerveza light.

Este fenómeno ha llevado al departamento de investigaciones científicas de la Universidad del Sexto Pino a una concienzuda investigación sobre la diferencia entre consumir un producto normal y uno light.

El complejo equipo de científicos de la Universidad compuesto por… una persona (el conserje, Aurelio, para más señas), ha estado estudiando los donuts y las cervezas lights durante dos meses para elaborar dos conclusiones que las revistas Science y Nature no dudarían en calificar de “acojoneisions”:

Primera conclusión, Aurelio ha engordao doce kilos (se ha metido demasiado en el papel, no hay duda), y la segunda y más importante:

Los donuts light tienen 560 calorías más que los normales.

Impresionante, ¿no?

Todo tiene más mérito si se tiene en cuenta que el único antecedente científico que tenía nuestro conserje, perdón investigador, era haberle comprado el “Quimicefa” a su sobrina.

Pero vayamos al "cogollo" de su teoría:

Un donut normal tiene 414 calorías.
Un donut light tiene 280 calorías (un 30% menos)

Como un donut normal no te lo comerías, las calorías ingeridas son:
0 donuts normales consumidos x 414 calorías = 0 calorías

Sin embargo, con la tontería de los donuts ligths, como engordan menos, te los compras. Teniendo en cuenta que van de dos en dos, y que “no engordan”, te comes los dos.


Resultado:

2 donuts lights x 280 calorías por unidad = 560 calorías.

Diferencia = 560 calorías.

Espoleado por el éxito internacional de sus conclusiones, nuestro científico particular se lanzó a investigar la cerveza light. El pasado 20 de junio se encerró en su casa con 10 barriles de cerveza light y otros 10 de cerveza normal, además de seis kilos de cacahuetes (pa que pase, dijo).

Cuando, ante una gran expectación, se abrió la puerta de su casa un mes después, los numerosos medios de comunicación allí desplazados (concretamente dos, Pepe el del quiosco y yo con la cámara digital que regalaban en el Marca), no conseguimos sacarle una palabra. En un principio pensamos que no hablaba por encontrarse abrumado por los resultados del estudio y sus posibles repercusiones sociales, sin embargo, y tras ver su comportamiento sacamos las siguientes conclusiones:

-Los científicos que experimentan con cerveza durante 30 días seguidos muestran una gran exaltación de la amistad, pérdida del equilibrio, dificultades al vocalizar y unas enormes ganas de fiesta…

8/7/07

En el cine

Después de la peluquería me fui al cine. Necesitaba estar en un sitio oscuro donde nadie pudiera venderme nada.

Entré en la sala y no había nadie. Cuando ya solo quedaba un minuto y me había hecho a la idea de que iba a estar solo, se abrió la puerta. Me giré a ver quien entraba y allí estaban: la típica estampida de adolescentes. Son una especie típica de la fauna del cine. Siempre van cinco, y siempre, siempre, hay una Yessi entre ellas.
Los padres deberían saberlo cuando les ponen nombres a sus hijas. Si pones Jessica a la niña, estás creando un monstruo insoportable para dentro de 15 años.
Bueno, pues también está empíricamente demostrado que si cinco adolescentes desatadas entran en una sala de cine con 600 butacas y solo hay una ocupada se situarán… justo detrás de la que está ocupada. Así fue como quedó la situación (ver gráfico).


Diez “halaaa puta”,” y trece “jo tía” más tarde, comenzó la película. Por supuesto a las cinco Britney Spears de turno eso les daba igual, así que de la película no me enteré mucho, eso sí, me puse al día de sus “enormes y transcendetales problemas vitales”. Resumiendo: la Yessi le pone los cuernos al pobre de su novio y la Virgi lleva dos semanas ocultándole a su padre que se ha hecho un piercing en el ombligo.

Estaba por acudir a un detective para que las investigara y me dijera quién era el padre de la Virgi y el novio de la Yessi para envíar un anónimo a sus casas chivándome y tomarme venganza, pero desestimé la idea porqué encontrar un detective en Huesca es una tarea imposible.

Y es que no podría haber un detective en Huesca una sencilla razón: todo el mundo lo conocería. Me lo imagino en un bar, con el periódico abierto en alto para disimular que lee mientras espía, y desde la barra un cliente gritándole:

- ¡Qué, Manolo!, ¿como va la faena? Te vi en el Sabeco el martes, pero como ibas con la gabardina me pensé que estabas currando y no te dije nada. ¿Qué?, ¿Has espiao mucho esta semana?

Mientras tanto la fila de detrás cada vez se parecía más a la redacción del “qué me dices”: los móviles no dejaban de sonar y las noticias seguían cayendo: La Vane estaba pensando escapar de casa porque sus padres no la dejaban ir al concierto de Andy y Lucas en Zaragoza.

Era imposible. Ya no me enteraba de nada de la película. Ya no sabía si Nicole se había puesto un piercing en el “Kidman” o si Scarlett Johanson le ponía los cuernos a la Yeni con Andy y Lucas a la vez.

Entonces tuve la idea. Sólo había una forma de joderlas. Me puse el teléfono en la oreja y empecé una conversación en voz alta:


- ¿Qué? ¡No me jodas! ¿Que se ha estrellao el avión en el que iban TODOS los triunfitos de los últimos cinco años?. ¡No puede ser! ¿Bisbal y Bustamante también? ¡Qué putada!.... ¿Qué?.... ¿Qué hay UN UNICO superviviente?.....

En esos momentos pude notar el aliento de mis cinco “amigas” en la nuca.

- ¿Quién se ha salvado?.... ¿Quién?... ¿El cabrón de Risto?.... ¿Qué?... ¿Qué ha dicho que se salvó porque le quitó a ostias el salvavidas a Bisbal?

-¡Qué hijoputa!... (dijeron las cinco a la vez)

- ¿Oye…?.. ¿Manolo?.. se corta… ¿Manolo?...

Y colgué.

Silencio sepulcral.
Al cabo de diez segundos pude oír los primeros “snif” “snif”. Siguieron dos “que mierda tíííía”. Y vuelta al silencio.

Yo estaba contento porque creía que la historia había acabado, pero no. Lo peor estaba por llegar. Un minuto después, superada la conmoción inicial, la redacción de “Qué me cuentas” comenzó a funcionar de nuevo.
Y no hay nada peor que cinco adolescentes propagando un rumor por el móvil a sus ciento cincuenta contactos. A la cuarta llamada, resulta que en el avión también iban Andy y Lucas, Enrique Iglesias, Los Caños, La Oreja de Van Gogh, y hasta Joaquín Sabina, que digo yo que hay que tener mala baba para subir a Sabina en ese avión.

Dios mío! ¡Me había cargado a todo el panorama musical nacional!

Además la Vane añadió un giro de tuerca a la noticia al decir que el avión era de Iberia y el piloto iba borracho…

Total, que comprendí que había perdido la batalla. Me escurrí en la butaca y me contenté con seguir las noticias que venían de la fila de atrás. Diez minutos después, la Virgi le juraba a su amiga Yaiza que el avión se había estrellado en el mar sobre el yate de Beckham, con todas las Spice Girls dentro…

Mientras tanto la película terminaba con un primer plano de la Kidman llorando a lagrima tendida. Lo entiendo Nicole, (pensé yo), con un público así, yo también lo haría….

3/7/07

¿Cuni... qué?

El post de hoy es robado. Lo reconozco. Es de un blog argentino que narra las aventuras y desventuras de una familia argentina, los Bertoni. En este post, que es sencillamente genial, la madre de la familia cuenta lo que pasó cuando intentó tener una conversación madre-hija sobre sexo con su hija adolescente, que al parecer, sabía bastante más del tema que la propia madre...
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Senté a la Sofi en la cocina para tener la charla sobre sexo que teníamos pendiente.

—¿Ahora tiene que ser? —me dice la guacha— ¡Está por empezar La Niñera!

Te la sabés de memoria La Niñera, Sofía —le digo—. Y ya es hora de que te explique algunas cosas, porque así a ciegas no podés seguir.

Nos sentamos en la mesa de la cocina, con dos cafecitos. Puse la luz del patio, para dar un toque de intimidad y traté de no demostrarle a la nena mis nervios. Pero por adentro yo misma me sentía temblar como si me estuvieran pasando la lustraspiradora por el intestino delgado. Para peor, la turra me miraba como si estuviera punto de empezar la función de circo y yo fuera la pulga amaestrada.

Bueno —le digo, levantando las cejas—... Acá estamos.

Ajá —me dice mirándose las uñas.

Silencio absoluto. La Sofi masticaba el chicle mientras me seguía mirando, esperando que yo dijera algo. Me llegaba todo el aliento a tuti-fruti. El segundero del reloj de la cocina daba vueltas, despacito, pero con ritmo.

—A ver —le digo—. Yo soy tu mamá y eso lo sabemos... Pero ahora hacé de cuenta que soy tu amiga, y que me podés preguntar lo que quieras. Soy una especie de amiga con mucha experiencia, y tenés la oportunidad de recurrir a mí para que te saque las dudas —la miro fijo—: ¿Qué querés saber?

Se rasca la cabeza, piensa un poquito, y me dice:

—¿Cómo hay que decirle a un pibe que corte con el cunnilingus y vaya a los papeles? ¿Se lo decís así nomás, o te hacés la pelotuda y le vas levantando la cabeza sin que se dé cuenta?

Me quedé quietita en la mesa. Quietita como un canario en la jaula. Lo único que pensé fue: "¿Quién carajo me manda a mí tener esta charla?". Lo que más me molestaba no era no saber de qué mierda me estaba hablando; lo que más me molestaba era la carita de esperar una respuesta que me ponía la guacha.

—¿A qué hora empieza La Niñera? —le digo.

Ahora, está empezando. Y es la versión argentina, tengo muchas ganas de verla.

Bué —le digo—, andá. Otro día hablamos... Capaz que sos muy chiquita todavía par estos temas.

Capaz... —me dice. Y se va corriendo a ver la televisión.

Ni bien la perdí de vista, salí disparando al Google. Tecleé como una desesperada la palabrita ésa, cunnilingus, tratando de no hacer ruido con el teclado. Me temblaban las manos, se ve que del miedo de ser mala madre o algo.

¡Y ahí estaba nomás la palabra! Me quedé como cinco minutos leyendo la primera página que encontré. No me hizo falta más. Leí como ochenta veces el mismo párrafo, el que dice:

"el 68% de las mujeres con edades entre 18 y 44 años encuentra atractiva la idea del sexo oral, frente a sólo un 40% en el grupo de las de 45 a 59 años".
Y enseguida tuve dos necesidades irrefrenables:

Me imprímí la hoja y la puse abajo de la almohada de Zacarías -mi marido-. (Primera necesidad satisfecha.)
Después me fui hasta el lavadero, agarré la escoba con las dos manos, entré al comedor sin que la Sofi me viera, y así nomás, sin gritarle ni nada, sin hacer un escándalo, la cagué a escobazos por puta, por malcriada, por envidia generacional, y por usar palabras en latín para hacerse la superada.

Después me tomé un té de tilo y me lo quedé esperando al Zacarías en la cama, para pedirle explicaciones.