29/4/08

Malos malísimos



En el cine del SEXTO PINO estrenaron el otro día "El bueno, el feo y el malo". Sí, ya sé que es un poco vieja, pero teniendo en cuenta que para que una película se estrene en el SEXTO PINO tiene que pasar por TODOS los cines de España, luego por Huesca, y después llega aquí, pues ya no extraña tanto ¿no?

El caso es que, debo de ser el único, pero en los westerns siempre me pongo del lado del malo. Y es que lo que tiene que soportar el malo no tiene nombre.
Mi teoría es que los malos se vuelven malos a base de las putadas que le van pasando:

Para empezar el malo, que por supuesto ha dormido sólo, se levanta por la mañana y no tiene cuchilla para afeitarse esa barba de cuatro días que lleva. En cambio el bueno cuando despierta tiene a su lado a Lusi, la go-go del saloon, se levanta, se lava la cara en la palangana con espejo que siempre tiene en el rincón de la habitación, se mira al espejo y ahí está, perfectamente afeitado, oye ni un triste pelito, que una de dos, o ya estaba inventada la depilación laser, o se está hormonando, quién sabe, a lo mejor quiere pasar de ser John Wayne a ser Juanita Weina.

Otro detalle de la mala suerte de los malos es el “modelo de caballo” que usan.

Y es que siempre el caballo más “in” lo lleva el bueno. No falla: si el caballo es blanco inmaculado o negro con manchita simétrica en la frente, es el caballo del bueno. Vamos, que si te fijas un poco en la imagen se puede ver hasta el cocodrilito en el pecho del caballo. En cambio, si el caballo es marrón oscuro con manchas blancas, no falla: el dueño o es indio o es el malo (o las dos cosas).

Esto por no hablar de la velocidad del caballo. Una cosa buena si que tienen los caballos de los malos, y es su respeto por la distancia de seguridad. Ya pueden pegarse 15 minutos de película persiguiendo al caballo del bueno que no se acercará a menos de 60 metros…

Otra cosa que explica que los malos sean más cabrones cada día es su mala suerte en el juego: Los malos siempre pierden a las cartas.
Pero no de cualquier manera, no: pierden cuando parece que van a ganar, que es como más jode.
Ya pueden llevar un poker de ases, que el otro lleva una escalera de color. El otro, por supuesto es el bueno, y encima la rubia que se había sentado al lado del malo se levanta y se va con él.
Vamos pa matarlo.
Pero esa es otra, porqué el malo nunca consigue matar al bueno.

Este tema ha sido estudiado por mucha gente, gente con mucho tiempo libre, claro, de ahí que fuera precisamente el Rey Juan Carlos quien descubriera el extraño síndrome que lo causa.
Se trata, como no podía ser de otra manera, del síndrome “¿Por qué no te callas?”
Es un síndrome muy curioso que les pasa a los malos, a los malísimos y a los presidentes de Venezuela: El malo Puede pegarse toda la película escupiendo tabaco y hablando en monosílabos, pero sin embargo, cuando llega el momento de disparar al protagonista, cuando lo tiene acorralado, en el suelo y sin pistola, se lía a perder tiempo con frases hechas como “ha llegado tu hora”, “se te acabó la suerte forastero” o “escupiré sobre tu tumba”, y cuando por fin se decide a disparar aparece el amigo del bueno, que suele ser un tío al que daban por muerto, y lo mata a él.

Y ya el colmo de la mala suerte para un malo en un western, es cuando se quiere volver bueno (también denominado efecto “Urdaci”). Eso es lo peor. Porque cuando por fin el malo ha cerrado todos los asuntos que tenía, cuando ya se ha echao novia, se ha cambiado el caballo por uno de marca, empieza a ganar a las cartas y oposita para sherif, entonces, en el último minuto de la película, después de reciclar las botellas de güiski en el contenedor verde, justo cuando va a subirse al caballo para ir a recoger al niño a la guardería, llega un antiguo socio malísimo suyo y lo mata por la espalda porque le debía 1000 $ de un atraco a un Mc Doooonals…

Total, que me caen bien los malos. No sé, igual es porqué, al fin y al cabo, los malos del oeste se parecen mucho al Zaragoza: al empezar van sacando pecho, a mitad de la película se quejan de que les van mal las cosas porqué el sheriff les tiene manía y al final ya firmarían con seguir vivos al año siguiente…