24/4/07

Aventura espacial


Nunca he tenido suerte en los sorteos. Por eso el otro día cuando levanté la tapa de mi yogur bio soja desnatado con bífidus de cereales con fibra y.. (ahí se acababa ya la etiqueta), me quedé sorprendido. No podía ser. Me había tocado un premio con el yogur!!
¿Pero aún existían esas cosas? En la tapa ponía: Enhorabuena, le ha tocado una estancia de fin de semana en la Estación Espacial de la NASA!!
Mi madre!!!! Iba a ser astronauta por dos días!

Unos días después me llegaron a casa los detalles del premio: Iba a colaborar en un experimento en la estación espacial. Se trataba de que Johnson, un chimpacé afroamericano, tenía que hacer una serie de elecciones en gravedad cero. Al parecer le iban a dar a elegir entre leer el País o el Mundo, desayunar cereales o una palmera de chocolate del Panishop, y elegir entre una foto de la Pataki y otra de Jesús Vazquez, con el fin de ver si los monos en el espacio eran de derechas o de izquierdas, cuidaban más su línea o eran gays. En este complejo experimento, que sin duda iba a marcar un antes y un después en la historia de la humanidad, yo era el encargado de que al mono no le faltara de nada.

El viaje hasta la estación fue bastante cómodo, aunque a mí el traje que me dieron me tiraba un poco de la sisa, pero es que el de la “XL” me venía demasiado holgado. En la nave venían cuatro astronautas más. Yo iba tranquilo porque en la expedición venía Pedro Duque. Él también iba contento, por que al ir yo en la nave, por fin ya no le iba a tocar traer los cafés a los astronautas americanos.

El despegue fue emocionante, aquello tiembla un huevo y entre el ruido del motor y el tintineo de las botellas de la nevera, hace un ruido insoportable. Una vez que pasamos la atmósfera todos empezaron a gritar: Yooooohooooo!!!, Oh my god! Great!!! Live Houston!!! Y a dar palmadas entre ellos. Cosas de yanquis. Yo no pude celebrarlo con ellos porque les estaba poniendo unos cubatas en la barra de la nave.

La gran sorpresa fue cuando llegamos a la estación. Yo pensaba que nos quedábamos todos, pero no. Pedro Duque me dijo:

-Bueno, nosotros nos vamos que hemos quedao con unas rusas en la Estación MIR. Aquí te quedas con Johnson.

- Pero Pedro, yo no tengo ni puta idea de cómo va esto.

- Bah, tranquilo, es fácil. Mira. Para que la estación se mueva, le das al PLAY ¿lo ves?, para pararla, al PAUSE, adelante al FF y atrás al REW.

- Pero Pedro, ¡¡¡si esto es el DVD!!!

- Ah, ¿si?, ¡no jodas! Estos americanos ya me la han vuelto a pegar!!, bueno es igual, tu tranquilo que aquí es todo automático. En la nevera tienes cervezas. Dale unas cuantas al mono y se te quedará dormido. Así ya no te da la vara. Tienes parabólica. El canal 95 es el porno y el 25 Eurosport.

- Pero Pedro, ¿y el experimento?

-Tranquilo, que cuando volvamos nosotros el lunes ya nos inventaremos los cuestionarios, como hacemos siempre. Bueno, suerte muchacho. Give me the five!

- Ostia, pues no llevo suelto.

- No joder, que choques los cinco!

Chocamos los cinco y se fueron.
Tenían tanta prisa por irse, que hasta se olvidaron de dejarme al mono. Encima se habían confundido, y en lugar de mi maleta me dejaron la de Johnson (doce kilos de plátanos, unas fotos robadas de chita en la playa y un DVD de King Kong).

Total, que el fin de semana fue un peñazo, allí sólo, en medio del espacio, pasando miedo por la noche (las únicas películas que tenían eran las de la saga de Alien, y claro, después de verlas, cuesta un poco conciliar el sueño cuando duermes solo en una Estación Espacial).

Como me aburría el sábado por la noche me puse una escafandra de “Gurú” que encontré en un armario y me acerqué a la zona de marcha de la Luna. Me metí en un local donde todo era gente rara. Y cuando digo rara quiero decir rara, o sea, con antenas, color pistacho y tres ojos. Vamos, que ríete tú de los frikis de la Tierra!!!

Además eso de la gravedad cero es una mierda. Todo va super lento, tardaron dos horas en servirme un cubata (mira, igual que en las Canarias, pensé yo). Encima, como te mueves tan despacio, ligar es jodidísimo: intenté enrollarme con una marciana, empecé a meterle mano a la una y cuarto, y cuando ya casi llegaba a tocarla dieron las dos y cerraron el pub (allí la gente también está quemada con el alcalde por la hora de cierre).

Nada, un fin de semana de lo más aburrido.
Por lo menos hice un amigo. Johnson se ha venido a pasar dos semanas a mi casa de vacaciones. Ahora voy a llevarlo a ver una frutería que le hace mucha ilusión. Cosas de monos…

20/4/07

Mi vida en la selva


Hoy quiero contaros un episodio secreto de mi infancia. Nadie lo conoce hasta ahora.
Yo nací en una tribu perdida en el sexto pino en el amazonas. Mi padre era el jefe de la tribu y mi madre trabajaba de funcionaria (era una tribu, sí, pero había mucha burocracia).
Mi padre era un cachondo. Me puso de nombre “Ojo de Lince”. Mandan huevos que me pusiera ese nombre cuando yo era el único de la tribu que llevaba gafas. Pero bueno, mi padre era así y no le guardo rencor. Claro que peor fue lo de mi hermana, que a la pobre el día que nació le picó una avispa en un labio y mi padre le puso “Carmen de Mairena”.
Tengo que reconocer que mi padre siempre me miró de un modo raro. Como sospechando. No acababa de entender como yo podía ser el único niño blanco de la tribu, y el hecho de que naciera 9 meses después de que pasaran por la tribu los de "Al filo de lo imposible" le tenía un poco mosca. Mi madre le decía que eso eran tonterías que le ponían en la cabeza sus amigos en el bar...

La verdad es que vivíamos bien. Allí no hay escuela ni nada. Bueno, antes si que había, pero desde que entró en vigor la "ESTA" (Educación Secundaria de Tribus Amazónicas), ya no iba nadie a clase, total podías pasar de curso con aprobar solo el 10% de las asignaturas... Así que los críos en vez de ir al colegio, nos pasábamos todo el día en pelotas por la selva cazando ranas y empreñando con los monos.
Ahh. Aquello era felicidad.
De vez en cuando se dejaba caer algún explorador de estos con el sombrero de explorador, bigotes y pantalón corto. Los críos hacíamos como que flipábamos con la cámara digital y cuando nos la dejaba un momento le quitábamos la tarjeta XD para revenderla en el mercadillo del sábado. Eso era vida. Por cierto, recuerdo que mi madre siempre se iba selva adentro con los exploradores a enseñarles no se qué cueva, y debía de gustarles mucho, porque cuando se iban siempre le hacían muchos regalos...
Además, como mi familia estaba bien situada, no me faltaba de nada. Me daban todos los caprichos. En la ropa, por ejemplo, siempre iba a la última. Mientras los otros niños llevaban taparrabos de tigre de otras temporadas, yo ya llebaba el de "puma".

Perdí la virginidad a los doce años con la hija del hechicero. Ya sé, ya sé que no es la edad más adecuada, pero es que ella no quiso antes. Era un poco inmadura, qué le vamos a hacer, pero yo la quería.
Aaaay ¡Qué tiempos!

Sin embargo, un buen día, todo cambió de repente. Mi padre se me llevó a la selva con una lanza. Me miró muy serio y me dijo:

- Hijo mío. Hoy cumples doscientas lunas. Hoy me demostrarás que eres un hombre.
- Pero si solo tengo doce años. Soy un crío.
- Crío, crío, pero para cepillarte a la hija del hechicero en la chopera cuando el sol se esconde no eres tan crío, eh?
- Tomamos precauciones – le dije yo – nos ponemos aután.
- Basta ya. Toma esta lanza y no vuelvas sin un león como trofeo.

Y se fué.
Me quedé pensativo. ¡Un león!
Por allí no había concesionarios de la SEAT, así que a lo que se refería mi padre era a un león-león de verdad.
¿Pero que manera era esa de demostrar que eres un hombre?. Claro que en una tribu seguramente no hay otra forma. Porqué aquí en España es fácil. Bastaría con una prueba teórica tipo test sobre fútbol o formula uno, y una práctica, por ejemplo beberse diez cervezas en una hora, pero claro, estas cosas allí no se estilan mucho. Allí para demostrar que eres un hombre hay que matar leones. Monos y ardillas, que hay a patadas, no, tiene que ser un león!!.

Por supuesto en la tribu aún me siguen esperando.
Seguramente mi padre aún se estará acordando de mí. Pero no por haber perdido un hijo, que tiene quince más, sino porque me dejó la lanza nueva de bambú que le habíamos regalado el día del padre. Por cierto, ese día si que es un chollo para los padres cuando se vive en una tribu. Estás todo el día abriendo regalos, pero esto ya es otro tema…

15/4/07

Más razón que ¿un santo?


Hay expresiones que no acabo de entender.

No entiendo que, cuando queremos darle la razón a alguien, digamos: “Tienes más razón que un santo”.
Más razón que un santo… pero.. qué razón puede tener un santo?

Veamos que es un santo:
Un santo es un tío que, por lo general, decide ser virgen toda su vida, se puede pegar tranquilamente 40 días por el desierto a pan y agua o vivir cincuenta años en una cueva.
Pero hay más, porqué un santo también es capaz de recorrer miles de kilómetros para acabar cortándoles el rollo a los pobres indígenas de cualquier tribu perdida del amazonas.
Por que esa es otra, ¿Cómo están viviendo los pigmeos por ejemplo hasta que llega el santo de turno?. De puta madre, o sea, todo el día bailando, fumando hierba y follando. Sin embargo cuando llega el santo les dice que nada de sexo, que si siguen así se quemarán en el infierno, que dejen de adorar a la "diosa serpiente" y al "dios río" por que son falsos, que el bueno es el "Dios Dios" de toda la vida, el de la barba blanca, el que no se ve….

En fin, que tener más razón que un santo es bastante fácil, así que si os lo dicen alguna vez, pensar que no tiene mucho mérito la cosa…

Lo que de verdad interesa










Hace unos días coíncidían dos noticias en los medios de comunicación de esta España nuestra.
Los dos protagonistas son los de la foto.
El personajillo de la izquierda, que todos conocemos, fue visto saliendo de puticlub después de una noche de fiesta. En uno de los programas que, como no podía ser de otra manera, trataron a fondo la noticia, se llegaba a decir hasta los viajes que hizo al cajero automático, las copas que pagó a las chicas, etc.

La segunda foto es del científico
Joan Massagué. Este señor, al que nadie conocemos, es, entre otras cosas, Premio príncipe de Asturias, Director del programa de Biología Celular del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, además Profesor de Biología Celular en la Universidad de Cornell (Nueva York) y miembro de varias academias científicas estadounidenses.
Resulta que Massagué, en sus investigaciones ha conseguido identificar los genes que causan que el cáncer de mama se propague al pulmón. Al parecer se trata de un paso importantísimo para combatir la metastasis, que produce el 90% de las muertes por cáncer.

Pero claro, en este país nuestro, se le dá mucha más relevancia a que el hijo zoquete de una tonadillera se vaya de putas con sus amigos, a que un científico español, que por cierto tuvo que marcharse a Estados Unidos para poder trabajar, dé un paso de gigante en la lucha contra el cáncer.

Ni que decir tiene que las horas y horas dedicadas en televisión a la noticia de Paquirrín, se quedaron en unos minutos para el caso de Joan Massagué...

8/4/07

Pataki en el túnel

En un quiosco del sexto pino compré el otro día la GQ. Es una de esas revistas que parece que van dirigidas a hombres perfectos, independientes, con éxito con las mujeres, elegantes, con pasta, con clase, etc.
Así que la quiosquera se me quedó mirando cuando la compraba como diciendo: ¿ah, pero TÚ te compras ESTA revista? ¿No te pegaría más el pack de promoción que tengo de INTERVIU+MARCA+SOLO MOTOR?.


La verdad es que me indignó aquella mirada de la quiosquera.
¿Por quién me había tomado?
¿Es que no podía ser yo un ubersexual de esos?
¿Es que yo no tenía clase?
Indignado me metí en el bar de enfrente con mi revista, y pedí lo de siempre.


Mientras me servían la ración de bravas y la jarra de medio litro, me dispuse a quitar el plástico-cartón que llevaba la revista.
Venía con un regalo. Uno de esos regalos tan útiles que vienen con las revistas con efecto copo de nieve, o sea que mientras los ves, parecen algo, pero en cuanto los tocas se te deshacen en las manos. Esta vez eran unas gafas de sol fashion que te cagas.


Un regalo que sin duda hubiera mejorado mi atractivo sexual con las mujeres de mi edad si me las hubieran dado en sexto de EGB, pero que ahora no me atrevería a ponérmelas ni en carnaval. Volví a mirarlas. Definitivamente, ni el mismísimo Rappel, después de diez cubatas y hasta arriba de coca tendría huevos a ponérselas ni para ir por casa… En fin, tras tirar cartón, plástico y gafas, me dispuse a leer aquella revista.


Lo reconozco, la había comprado por el gran titular de la portada, y que me había llegado hondo.
"LAS 5 PRENDAS QUE NECESITAS PARA TRIUNFAR ESTE VERANO".
Hacía tiempo que quería dar un aire nuevo a mi vestuario, y oye, si con 5 prendas, me aseguraban el éxito…
La primera era una americana blanca, bueeeeeeeno, con un corte elegante pero informal, bueeeeeeno, que le sentaba muy bien a Fernando Alonso (esto me dio muchos ánimos, porque si a él le sentaba bien, a mí, que tengo cuello, aún me tenía que sentar mejor). La americana era de Armani, bueeeeeno, ya solo faltaba el precio, bajé la mirada y entonces ví lo que costaba …. y costaba…. costaba …750 euros!!!!!!

Me asusté tanto que casi me atraganto con una patata. Tuvo que venir Paco el camarero a darme una palmadita en la espalda. Bueno, eso de palmadita es discutible cuando hay jugadores de baloncesto que tienen los pies más pequeños que las manos de Paco. Vamos, que casi hubiera preferido morir ahogado por una patata que aquel golpetazo en la espalda que hizo que mi cara rebotara tres veces contra la mesa.
Una vez superados esos 5 golpes (el del precio, el de Paco en la espalda, y los tres cabezazos contra la mesa), seguí leyendo con el ojo que no había metido en el plato de bravas.

Me olvidé de la chaqueta, al fin y al cabo, de cara al verano, ¿para que quería yo una chaqueta?
Antes de ver cual era la segunda prenda, para no caer otra vez en el mismo error, esta vez, miré primero el precio. Actué como un cobarde, lo reconozco. Puse mis manos sobre la página, tapé con la izquierda la foto de la prenda y con la derecha dejé un huequecito para ver solo el precio: 125 euros.
Bueeeeno. Esto era otra cosa. 125 euros sí que podía gastármelos. Con esfuerzo pero a 125 podía llegar. Lo celebré con un trago de cerveza y me eché una patata a la boca. A continuación levanté la mano izquierda para ver que prenda era. Y la prenda era… una boina a cuadros!!!! Noooooo!!!
Me volví a atragantar. Mientras me ahogaba levanté los ojos y vi a Paco diciendo:

- Otra vez! Otra vez!!

Saltó la barra y aprovechando el impulso dejó caer la mano sobre mi espalda con toda la fuerza que sus 120 kilos le podían dar. Yo para entonces ya tenía los brazos sobre la cara y pensaba: Uy que ostia me va a caeeeeer!! Me cago en la revista, en Rappel, y en la quiosqueraaaaaaa!
Y se hizo la oscuridad.
Todo estaba muuuy negro.
Mi cuerpo iba volando por un túnel.
Entonces distinguí dos voces que me llamaban:

- Veeeeen. Veeeeen.

Al final del túnel pude verlas. No daba crédito. Eran dos tías desnudas. Me ajusté bien las gafas. Eran.. Eran.. Elsa Pataki y la otra era… la novia de Fernando Alonso!
Era increíble. Entonces comprendí porqué los que vuelven del coma dicen lo de la luz blanca al final del túnel. Claro, es que si dijeran la verdad no les iba a creer nadie!
Me di cuenta de que solo iba vestido con una americana de Armani y una boina a cuadros.

-Veeeen. Veeeeen.

Pude oír como decía la Pataki:

-Mira, mira, ahí viene un ubersexual. Como me poneeee! Ahh! Ohhh!

Por fin llegué junto a ellas. Estaban en una enorme cama redonda. Las dos desnudas, esperándome. Yo me fui primero a por la novia de Fernando Alonso por aquello de que ponerle cuernos a un campeón del mundo tiene su morbo..
Entonces Elsa me dijo:

-¿Qué pasa, es que no te gusto?

-Claro que me gustas Elsa, pero es que a ti te tengo más vista de la interviú.

-Esas fotos eran robadas! Me dijo ella muy seria.

-Vale, vale, vamos a dejarlo estar eh? A ver si ahora por una tontería se me va a joder la fantasía...


Allí estaba en pleno trío, cuando de repente se abrió la puerta y apareció… Fernando Alonso, con casco y todo!
Alonso se fue directo hacia mí.


-No es lo que parece, Fernando !! Esto es un malentedido!. Yo estaba en el bar tomando unas bravas y…

Alonso me cogió del cuello, yo intenté hacer lo mismo pero no pude porqué él no tiene, entonces empezó a darme bofetadas…:
Yo suplicaba:

-No Fernando Alonso, no!!!…
Entonces oí:

-¿Fernando Alonso? ¿Pero que Fernando Alonso ni que Ostias! Soy Paco el del bar. Despierta coño, que estás delirando..

Abrí los ojos y estaba en el bar tumbado en el suelo. Paco me contó que del manotazo salí disparado del taburete y me empotré contra la tragaperras con tan mala suerte que al caer hacia atrás me dí contra la máquina de tabaco que estaba colgada de la pared y que del golpe me cayó encima.
Me levanté a duras penas y tambaleándome me fui hacia la calle. Me dejé la revista en el Bar de Paco. La verdad es que no me quedaban ganas de saber cuales eran las otras tres prendas.


Después de salir del bar me fui otra vez al quiosco y me compré el pack Interviú-Marca-Solo motor. Abrí la interviú, y cuando vi a la Pataki pensé: Pataki, tranquila, será nuestro secreto...

Casting por orden de aparición
- La quiosquera
- Paco el del Bar
- Rappel
- Elsa Pataki
- La novia de Fernando Alonso
- Fernado Alonso

2/4/07

Pánico en el super




El otro día viví una situación extrema.
Una escena terrorífica.
Ví pasar mi vida en power point por delante de mis ojos. Bueno, sí, exagero un poco, pero hay que reconocer que a veces, el peligro se esconde detrás de cualquier esquina, o mejor dicho, detrás de cualquier estantería…
Estaba yo el otro martes comprando en el súper. Por supuesto no llevaba lista ni nada. Iba dando vueltas por todo a ver si recordaba lo que tenía que comprar cuando de repente, me quedé parado delante de la estantería de los pastelitos. Ahí estaban los phoskitos, los tigretones, las panteras rosas... y tú que cumpliste los taitantos la semana pasada, que te acuerdas de cuando eras crío, y te comprabas los pastelitos solo por los cromos..
Y de repente, esa voz, esa voz que tendríamos que tener todos desactivada porque cuando habla es “pa cagarla”. Y la voz te dice:
- ¿por qué no?,
- date un capricho!,
- un día es un día!.

Y lo hice!. Sí. Lo confieso: eché un “PANTERA ROSA” a la cesta. Ya lo sé, ya.. un error imperdonable, pero en ese momento yo no era consciente del peligro que corría. Tardé dos pasos en darme cuenta. ¿Y si me ve alguien? Seguro que me encuentro con… ostia ostia... que puedo hacer?
Empecé a mirar a todas partes.
Notaba como me caía una gota de sudor por la frente.
El corazón me iba a tope.
Asomaba la cabeza en cada cruce de pasillos.
-Ese de la chaqueta no será ...? no, no es fulanito, uff.

Tienes que pensar rápido – me dije-, hay que tapar el pastelito con algo para hombres maduros. ¡Condones! ¡Eso es! compraré condones, pero una cajita pequeña, que si no, acabaré haciendo amistad con la caja como la última vez de tanto verla en la mesita…
¿Pero dónde están aquí los condones?... No, no, mejor un pack de cervezas!.. no, que chafaré el pastel!. Joooder!

Ya está, salchichas de frankfurt de las grandes. Eso sí es una compra de adulto. Sí.

Empecé a caminar a toda prisa hacia las salchichas. En esos momentos no veía nada, solo la estantería de Campofrío al fondo... Y entonces ocurrió. Noté un chsssst! Chssst!.
Se me heló la sangre.
Es el mismo efecto que si oyeras una serpiente cascabel en medio de la selva! Chsssst! Chsssst!
Intenté seguir caminando hacia las salchichas. Son esas situaciones en que sabes que estás jodido, pero ya no razonas. Es como en las películas de miedo, que la víctima lleva 17 puñaladas en la espalda y al asesino detrás y sigue andando hacia delante...
Entonces noté una mano en el hombro y ahí estaba.
Justo. Tenía que ser él.
El típico compañero don perfecto insoportable del trabajo.
El mismo que la semana pasada me pilló parado delante del escaparate de una lencería justamente la única vez en mi vida en que me había puesto a mirar el escaparate de una lencería... Y tú tratas de disimular. Piensas “no ha visto el pastelito”.
Te pones la cesta por detrás.
Dices el típico: “ya ves, aquí, comprando” y te dispones a reírle las gracias hasta que se vaya.
-Oye, te ví muy atento a aquel escaparate el otro día eh? – me dijo con una sonrisilla
- Sí, bueno, es que me tengo que comprar un pijama y..
- Sí, sí, claro, un pijama… ¿No estarías mirando otra cosa eh?, granuuuuuja…
- No, no, si yo… bueno, esto…

Le hubiera dicho que dejara de decir sandeces, que estaba mirando un tanga que me había pedido su mujer, pero claro, uno tiene que aguantarse cuando tiene un pantera rosa en la cesta, así que seguí sonriendo y esperando que desapareciera.

Y cuando por fin parecía que se iba a ir, cuando estaba empujando su carro hacia delante, cuando creía que estaba salvado, va y me dice... ah, por cierto, dime donde has cogido “esos panteras rosa”, que le voy a coger unos phoskitos a la cría…